Esto que te voy a contar, le pasó a A.
A. es un tío que me cae bastante bien.
Es emprendedor, empresario y un culo inquieto.
Nos conocemos desde hace tiempo.
Perdimos el contacto después de terminar el instituto.
Lo típico.
Hace unos meses me mandó una invitación para conectar en LinkedIn.
Un par de semanas después, me escribió por privado para decirme que había estado trabajando y siguiendo los consejos de varios «expertos» en marketing digital durante el último año y medio, pero no conseguía rentabilizar su proyecto en Internet.
En aquel momento yo estaba metido en varias historias y no tenía mucho tiempo, pero le dije a A. que echaría un vistazo a su web y que en unos días le avisaría para agendar una videollamada y hablar.
Reconocer que la has cagado, es una práctica en desuso.
La falta de autocrítica, un error.
Es más fácil echar balones fuera.
Para A. la culpa la tenía el «marketer» recién salido de la escuela y sin experiencia.
La agencia que había creado su web por 497€ tampoco se libraba.
«El puto marketing digital», le había hecho perder un montón de dinero.
Pero la realidad era que A. se había equivocado.
No había pensado en una estrategia para su negocio.
No había definido objetivos a corto, medio y largo plazo.
Había elegido a sus proveedores por precio.
Y ahora lo estaba pagando.
Su página web —base de su proyecto— estaba mal enfocada, peor planificada y con tantas llamadas a la acción (CTA´s), tantas ventanas emergentes (pop-ups), tantos colores y tantas promesas escritas en mayúsculas que me sentí como si acabara de comerme un ácido.
Hacer marketing no es instalar un plugin en tu web.
No es escribir artículos de 10.000 palabras en tu blog.
No es regalarle un eBook de 10 páginas a tus suscriptores y hablar de ti en 8.
Esto no va así.
Tienes que llamar la atención, conectar con tu cliente potencial, ser creativo, ser diferente…
Repito, SER DIFERENTE.
A. y yo llevamos 10 meses trabajando juntos.
Hemos mejorando el branding, la identidad y la comunicación de su proyecto.
Optimizado su página web, automatizado su embudo de ventas…
También hemos creado un plan de contenidos y una estrategia de email marketing para captar, vender y fidelizar clientes.
Su marca se ha posicionado en Internet para las principales palabras clave del negocio, hemos multiplicado x10 las visitas a la web y hace tiempo que A. ha recuperado la inversión que realizó al contratar mis servicios.
«El puto marketing digital» funciona.
Es simple.
Pero no es sencillo.
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